Hace años puse el título de este post, pero a diferencia de mis otros borradores, no escribí nada, nada de nada, supongo que tenía algo que decir sobre la relatividad de la verdad y lo que uno omite por miedo.
De ese tiempo ahora, decidí que quiero ser más sincero, brutalmente sincero si es necesario, o inseguramente sincero, pero sincero al fin. Dudo que logre el 100% de la verdad, dudo que alguien lo haga realmente (principalmente porque no creo que haya verdades absolutas, pero eso podría no ser verdad ¿ves?).
Ahora que ando de vuelta en el pasado pensando en el futuro (sin DeLorean) decidí resucitar un antiguo borrador, poner un hito al futuro y hablar de algo completamente diferente, ahora no me preocupa tanto la relatividad de la verdad como la verdad misma; me preocupa más los logros que las reflexiones (aunque aquí me vea reflexionando, es porque es un espacio de reflexión, supongo que eso cuenta como verdad a medias), el purgatorio más que el infierno (puede que me esté volviendo viejo).
En fin...
Estimado vacío inmensurable del ciberespacio que a veces me traes a un lector incauto; bienvenido de vuelta al blog, como en otros momentos trataré de alimentar este espacio, tengo comida para él (y aquello en lo que la comida deviene también), necesito dársela; no te asustes con las letalidades, no te preocupes porque hablo huevadas; si algo de lo que encuentras te interesa o te sirve, úsalo. No hay un manual para leer este blog, y si algo que lees aquí te hace pensar en la vida o la muerte, en el odio o el amor vano, te hace soñar con mundos fantásticos o fatales o si simplemente si lees porque buscas qué leer, hazlo bajo tu propio riesgo, la locura es mi regalo al vacío, si alguien lo recibe recuerde que es como la magia, viene siempre con un costo.
martes, 28 de marzo de 2017
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