te puse en la mira al subir, me gustaste un poco, no me tienes que gustar para que te observe, pero tu me gustaste
pensé mirarte desde lejos -como es mi costumbre- pero no podia, era el unico parado en el micro y el señor sentado detras de ti se fue, no podia no sentarme, el señor cobrador no me lo pidio, pero me esperaba un viaje largo, tuve que sentarme detras de ti y perder la distancia que tanto me proteje
entonces ya no podía observarte, me sentía desnudo tan cerca tuyo, hice lo que pude para protegerme sin mi amada distancia, me puse los lentes oscuros, me puse los audifonos, no podía prestarte atención, debía pensar otra cosa, escuchaba la música que venía de Eneo -el celular-, mientras trataba de no verte, lo logré
sé que lo logré porque sumergido en la música -sin darme cuenta- me apoyé en la parte de atrás de tu asiento, lo hice sin miedo y sin conocimiento alguno de que ibas a apoyarte en mi brazo -sin intención tuya de que fuera en mi brazo donde te apoyaras-
pero así como lo logré así me destruí, en el instante en que tu cabeza tocó mi brazo te volteaste a verme, me miraste sorprendida, como si recién, recién, hubieras notado mi existencia
la piel de mi espalda se contrajo, mi cara perdió color, sonreiste y volviste a tu conversación, comencé a sudar frío, mis manos temblaban tratando de pasar a otra canción, rogándole a Eneo que por favor suene, que alguien me llamé para hablar, para que pueda estar ocupado y no tenga que estar presente en el bochorno que se había vuelto mi cuerpo
no pasó, nadie llamó
una chica vestida de amarillo entro en el bus vendiendo helados, tu amiga y tú compraron dos, uno para cada una
comenzaron a comerlo, mientras reían, ¿se reirían de mi?, del chico nervioso que nos mira, se dirían con los ojos, entonces pasó, tu amiga se volteó a mirarme, me miraba con los ojos entre cerrados mientras mordía su helado, me miraba atentamente pero se burlaba de mi, no me quitaba los ojos de encima, y yo sabía, sabía, sé, que fui descubierto
quise irme, quise huir, lanzarme por la ventana, rogarle al conductor que choque el bus y acabe con mi suplicio
trate de mirar en otra dirección, no pude, la miraba y ella me miraba, temí, traté de sonreir, un gesto amorfo se formó en mi rostro y me salvaste
llamaste su atención sobre alguna nimiedad y me dejó de ver, aproveché la distracción y me fui
fui y cuando bajé no pude dejar de mirar el bus irse
fui a mi casa a sumergirme y traté de ver un poco más adentro
por un observador empedernido que fue observado
lunes, 25 de febrero de 2008
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)